Capitulo 1.
El comienzo de todo.
Me despierto
un día como cualquier otro.
Por suerte
tengo mi rutina, no soy como las otras chicas que son Desordenadas y
Rebeldes...
Yo soy una chica común y corriente, ordenada
y tranquila. Nunca he ido a bailar o he tomado alcohol. Era una santa. Decían.
Soy más de leer libros, escuchar música y
estudiar.
Decido levantarme de la cama, y abrir las
cortinas.
Es un día hermoso y soleado. Hacía calor,
por lo que estábamos en verano.
Me sumerjo en el canto de las aves y en el
Sol que me transluce en la cara y en la dulce brisa que me sopla en la cara.
Mirando mí cuarto. Mi cuarto es amplio, con
un ropero enorme, un baño amplio (Como para dos personas) y una cama de dos cuerpos.
Todo lo de mi cuarto hace juego; Las
sabanas, los muebles, el color de las paredes.
Mi color
favorito es el Celeste.
Me encanta ese color, para mí es como tocar
el cielo con las manos (era lo que pensaba).
Mirando la hora, veo que ya pasaron veinte
minutos desde que me levante. El reloj marcaba las 06:20 am y en dos horas
tengo mi primera clase. Estudio en la Universidad de Washington, que se ubica
en Seattle. Me costó tanto poder entrar a esa Universidad, pero tanto esfuerzo valió
la pena.
Me fui a mi armario para buscar la ropa que
me voy a poner. Buscando encontré un top Fucsia con unos Jeans oscuros y unas Converse
blancas, y para terminar, un conjunto de Ropa interior blanca con tanguitas de
encaje a juego.
Agarré mi ropa junto con unas cremitas para
el rostro y el cuerpo. Me fui directo a la ducha, porqué si no llegaba tarde.
Quince
minutos después.
Ya estaba cambiada y peinada. Me peiné en
una coleta para atrás y me apliqué fijador para los pelos rebeldes que me
sobresalían.
Preparé mi
bolso con los cuadernos para la Universidad.
Antes de irme decido mirarme al espejo. Soy
morena, mido entre 1,70 metros, y soy flaca. No era la típica flaca, tengo mis
curvas y mis rollitos, pero no me molestan tanto. Tampoco soy linda, no es que
tengo un autoestima muy bajo, ni tampoco para que yo me haga la creída. Estaba
muy conforme conmigo misma. Lo único que amaba de mí, eran mis ojos grises que
saque de mi papá.
Me maquille un poco como siempre. Rubor, lápiz
labial, y un poco de sombra. También me cepille los dientes y baje para el
comedor con mi bolso.
Para mi sorpresa estaba mi tía Clarisa, mi
papá y también mi mamá. Saludo a todos con un beso en la mejilla, y me siento
en la mesa.
Mi mamá me sirve el desayuno. Consistía en
wafles con jalea, con frutas ( Fresas, plátano, manzana verde y arándanos) con
un jugo de naranja exprimido y un té de manzanilla.
-Gracias
mamá. - Le dije con una sonrisa, admirando mi desayuno favorito.
-De nada
Julia, Todo por mi niña. - me respondió con ojos brillosos.
-Y... ¿qué
tal papá?
-Bien hija,
solo que me levante con un dolor de espalda.
Hice una mueca, mi papá hace 3 años se
accidento en su trabajo de doctor, ayudando a un paciente.
- ¿Tomaste
tus medicinas?- le dije, últimamente se olvida de tomarlas.
-Gracias por
acordarte hija, pero ya las tomé. - Me respondió.
Mis papás eran grandes personas, nunca pelearon
(Bueno que yo sepa enfrente mío nunca paso) y llevan casados hace 30 años.
Mi mamá es una gran persona, tiene 47 años y
solo se enamoró una vez en su vida y fue de mi papá. Eso es lo que dijo. Ella
se llama Margaret Scott y compartíamos el mismo nombre. Estudió Enfermería solo
para estar cerca de mi papá, aparte de que le gustaba.
Mi papá se llama Richard Scott y también es
una gran persona, y Tiene 50 años. Losé es 3 años más grande que mi mamá. Pero
hay gente que le gusta que sus novios sean más grandes. Pero obvio, yo no soy
unas de esas personas. A mí me gusta que los chicos tengan mi edad, para poder
compartir las mismas cosas. Mi último novio, Mason, tenía 23 años. Fue una
relación bastante confusa, siempre peleábamos, y yo le termine dejando porqué
me engaño.
Mis padres mañana harían una fiesta por el
cumple de su aniversario número 30°, en donde van a estar todos los familiares
y bla bla bla. Me encanta lo enamorados que están, es como si su amor sobrevivió
a los años y nunca acabara. Se miran de una forma especial que yo nunca he
visto en ninguna pareja. Yo no sabía su historia de amor, y a mí algún día me
gustaría encontrar a alguien que también me mire de la forma en la que ellos lo
hacen.
Somos una familia pequeña, conformada por
tres. Yo soy hija única, por un problema después de que yo nací, mi mamá no
pudo tener más hijos.
-¡Juliaaaa!...
Una voz me
saca de mis pensamientos, haciendo que vuelva a la realidad. Miro confusa a mí
alrededor.
-¿Qué, qué?-
Respondo atónita.
-Hola tía, ¿cómo
estás?- Dice mi tía sarcásticamente.
-Hola tía, ¿cómo
estás? Tanto tiempo.- Respondo sin ganas.
-¿Bien y tú
querida?- responde.
- Bien.-
respondo cortante, anoche no dormí bien. A veces tengo pesadillas de bosques y
yo ahí pérdida. Son horribles esos sueños.
Miro la hora, y veo que en treinta minutos
empieza mi clase. Me levanto de la silla rápidamente, el sueño se me fue por
completo. Agarré mi bolso de la mesa, y saludo a todos rápido.
-Chau mamá,
Chau Papá y Chau Tía Clarisa.- dije dándole a todos un beso en la mejilla.
Mientras iba para la puerta, mi papá me detiene.
-Chau hija,
lleva dinero.
Corrí hacía
el, y me da doscientos dólares que tenía en el bolsillo del pantalón.
- Chau pa, te
quiero. - Le digo mientras corro hacía mi coche.
Mi coche no es taaan lindo, pero lo amo. Lo
tengo desde los dieciocho años y estaba impecable, no tiene ni un rasguñó y
nunca lo choque. Es un Fiat Punto color celeste.
Me subo al coche y arranco. Tengo mínimo
diez minutos de viaje (Eso si me apuraba). Conecto mi iPod al equipo estéreo, apretó
en mi lista de música favorita y aparece Katy Perry con "Part of Me”.
❤❤❤
Cuando llego al estacionamiento detengo la
música, desconecto el iPod y lo pongo en mi bolso. Apago el motor y saco la
llave, y me bajo del coche cerrando la puerta del lado del conductor. Caminando
para mi clase, me choco con un chico.
Un chico moreno, de pelo negro con unos ojos
azules zafiro (qué parecía que te atravesaba el alma), vestía una campera de
cuero negra y una Jeans azules con unas converse blancas.
Nunca sentí una atracción tan intensa. Sentí
un cosquilleo en todo mi cuerpo por su acercamiento, era como si ya lo conociera.
Mi mente se quedó en blanco y no podía decir nada. Creo que nos quedamos
mirando unos minutos hasta que el rompió el silencio.
- ¿Estás
bien?- me preguntó.
-Mmm... Sí. Fíjate
por donde caminas la próxima vez.- le conteste fría. ¡Qué me pasaba! Yo no era
así, me sentí desconcertada, mi mente se puso en blanco y me sentía como una
colegiala de quince años sin experiencia. No sé qué me paso.
Camine hacía
mi clase, y nunca en mi vida me sentí tan débil como ahora.
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